“Hemos crecido juntos”
HOUSTON—Lázaro Riesgo, pastor de Sagemont Encuentro, es producto de las personas que Dios ha traído y sacado de su vida.
Riesgo tenía tres años cuando su padre salió de Cuba buscando encontrar una vida mejor para la familia en EE.UU. Sin embargo, el padre no regresó, dejando a la familia luchando por superar el trauma y el sufrimiento que conlleva el abandono.
“Recuerdo [oír] llamar a la puerta y querer creer que era mi padre el que estaba en casa”, recuerda Riesgo, “pero no era así”.
Riesgo reconoce la pesada carga que su madre, Cary, asumió al criar a su familia y al mismo tiempo cuidar de su propia madre.
Él recuerda a una tía, Obdulia Peña, que un año vino de visita desde Miami y llevó a su madre a la fe en Cristo. La tía, que murió en el 2023 a la edad de 96 años, animó a Cary a encontrar una comunidad de fe que pudiera apoyarla mientras enfrentaba las dificultades de la vida.
Cary lo hizo y empezó a asistir a la Iglesia Bautista Libre, una de las pocas iglesias de la ciudad que seguía en pie después de la revolución cubana. Fue la presencia del Señor y la comunión entre los hermanos y hermanas de la iglesia lo que sostuvo a esta familia quebrantada.
Riesgo tenía nueve años cuando entregó su vida a Cristo durante un llamado al altar. Varios hombres cristianos que habían estado invirtiendo en él desde que era más joven continuaron impartiendo sabiduría bíblica en su vida, enseñándole a no odiar al padre que le abandonó, sino a tener amor y misericordia por él.
“Estos hombres me enseñaron a amar al Padre celestial y a llenar la ausencia de mi padre terrenal con la suficiencia del Dios del cielo”, dice Riesgo.
A los 17 años, otro hombre importante llegó a la vida de Riesgo: Rolando Delgado, un nuevo pastor que llegó a la iglesia. Fue a través de Delgado que Dios llevó a Riesgo a responder a al llamado del Señor para asistir al seminario y prepararse para el ministerio.
“Lázaro”, recuerda Riesgo que le dijo Delgado, “necesitas encontrar tu lugar en el cuerpo de Cristo”.
Riesgo nunca quiso ser pastor ni dedicarse al ministerio. “Sólo quería ser un buen creyente, casarme y tener una carrera exitosa en el deporte”, dice Riesgo.
Pero Dios empezó a cambiar su corazón durante uno de los mensajes de Delgado, en el que advertía que la fama y el éxito son a menudo piedras de tropiezo para servir a Dios. Al poco tiempo, Riesgo se matriculó en el seminario de su ciudad natal para prepararse para el ministerio.
Puertas abiertas
Riesgo conoció a su esposa, Ariadna, antes de entrar en el seminario. Ella comprendió y aceptó el llamado de Dios a sus vidas y nunca dudó de ese llamado, dice él, ni siquiera cuando tuvo que tomar la difícil decisión de dejar su carrera de medicina en Cuba para servir en el ministerio con él.
Tras licenciarse en Teología en el 2003, Riesgo fue enviado a pastorear su primera iglesia. Unos años más tarde, en el 2007, Dios abrió una puerta para que él y su esposa ampliaran su ministerio a través de la Red Nacional de Liderazgo Juvenil, una asociación de tres convenciones bautistas de Cuba. Esto condujo a un trabajo a tiempo completo para que ellos viajaran por toda la isla para ayudar a discipular a la juventud cubana hasta el 2010.
Los Riesgo comenzaron a visualizar la expansión del ministerio que estaban haciendo en Cuba a un área más grande. En el 2011, salieron de Cuba para cumplir un llamado misionero en Panamá en un instituto bíblico, preparando futuros líderes para el pastorado y las misiones. En el 2015, esa visión más amplia se hizo más evidente cuando recibieron una invitación de una agencia misionera bautista en Nashville para expandir el trabajo que estaban haciendo en Panamá por toda América Latina. Aceptaron y pasaron cuatro años capacitando líderes en muchos países de América Latina, incluyendo Uruguay, Perú, Ecuador y el Salvador.
Dios no ha terminado contigo
En el 2019, sin embargo, Riesgo sintió que algo faltaba. Él echaba de menos las conexiones asociadas con servir en la iglesia local debido a sus frecuentes viajes para capacitar líderes de las iglesias. Él supo de una oportunidad para pastorear una iglesia en Miami y aunque parecía una respuesta a sus oraciones, le esperaban muchas dificultades.
Antes de la pandemia, les robaron a él y a Ariadna sus pasaportes y documentos de residencia durante un robo en su casa. Ser pastor durante la pandemia resultó física y emocionalmente agotador, lo que llevó a Riesgo a tomar la difícil decisión de dejar de ser pastor en 2020 para cuidar de su salud.
“Nos quedamos solos en Miami, prácticamente sin nada”, cuenta Riesgo.
Pasaron seis meses, de junio a diciembre, caminando por esa etapa de desierto. Aunque fue una época de desánimo para Riesgo, Él recuerda los constantes ánimos de Ariadna.
“En aquel momento me veía sin futuro”, dice Riesgo, “pero mi esposa me recordaba fielmente que esto era temporal… [que necesitaba] recordar a qué y por quién habíamos sido llamados.”
“Dios no ha terminado contigo”, le decía Ariadna.
Él admite que en aquel momento le costaba creerlo, pero que desde entonces ha visto a Dios actuar de una manera poderosa a través de una nueva asignación ministerial.
Un nuevo comienzo, una nueva historia
Después de pasar medio año alejado del ministerio, Riesgo recibió una llamada de un pastor estadounidense, John Carswell, que había ido a Cuba a enseñar a otros pastores y allí se conocieron. Carswell se enteró de que la iglesia Sagemont de Houston buscaba un pastor para su ministerio hispano y animó a Riesgo a presentar su currículum.
A pesar de su inquietud, Riesgo lo envió y le llamaron para una entrevista. Aproximadamente una semana después de regresar a Miami, los líderes de Sagemont le enviaron una carta en la que le hacían extensivo el llamamiento para pastorear Sagemont Encuentro. Riesgo y Ariadna empacaron las pocas pertenencias que les quedaban y llegaron a Sagemont Encuentro para predicar el Domingo de Resurrección del 2021.
A partir de ese momento, comenzó a escribirse una nueva historia para los Riesgo y para la iglesia.
Las relaciones—con Dios, entre ellos e incluso con iglesias hermanas—son uno de los puntos centrales de Sagemont Encuentro. A Riesgo le impactaron mucho las relaciones que estableció con aquellos hombres que invirtieron en él cuando era más joven, y ahora quiere conectar a otros para que crezcan y aprendan a servir a los demás.
Riesgo también se centra en animar a la gente a profundizar en su experiencia con el Señor y a tener una identidad arraigada en Cristo. Él escribió recientemente un libro, Contrastes: El valor de ser diferente, para desafiar a los creyentes a vivir vidas genuinas mientras toman decisiones que se alinean con los valores del reino de Dios.
Como resultado de este enfoque en Jesús y en los demás, Riesgo—quien también trabaja con nuevos plantadores de iglesias a través de su colaboración con Send Network SBTC—dijo que Dios está permitiendo que el ministerio experimente un crecimiento numérico, espiritual y relacional.
Dijo Riesgo: “Hemos crecido juntos”.