‘Si hay algo que hacer, allí estaremos’

A pesar de los daños que sufrieron, iglesia de Houston tiende la mano a la comunidad tras las devastadoras tormentas

HOUSTON

Era un 16 de mayo, y en la parte norte de Houston había un clima espectacular. Pero en Texas, especialmente en primavera, el tiempo puede cambiar en un instante.

Esa tarde, se emitió de repente un aviso meteorológico, advirtiendo a los residentes que buscaran refugio de una tormenta eléctrica de rápido movimiento y potencialmente destructiva que se dirigía hacia la zona y que tenía el potencial de generar tornados. Poco después, vientos en línea recta de más de 160 km/h y un tornado se abalanzaron sobre la zona, sembrando el caos en la región. Según las noticias locales, las tormentas causaron inundaciones, árboles y tendidos eléctricos caídos, algunas muertes y casi un millón de hogares y empresas se quedaron sin electricidad. 

Entre los lugares afectados se encontraba Bethel Baptist Church, donde, según su pastor, Jaime García, la tormenta arrancó parte del techo y dejó entrar la lluvia en el santuario, haciendo daños sustanciales, incluyendo todo el equipo de sonido y los instrumentos musicales. 

García no es ajeno a las tormentas. Además de sus responsabilidades como pastor de Bethel, es un cazador de tormentas. Aquel día se encontraba en otra ciudad grabando video para un noticiero local. En cuanto se enteró del peligro que amenazaba a su comunidad y a su gente, regresó a su casa en Houston. 

La cruz de 55 pies de altura que se encuentra frente a Bethel Baptist Church de Houston se dobló, pero no fue derribada por las fuertes tormentas que azotaron la zona en mayo.

“Invitamos constantemente a nuestra iglesia a servir y amar a la comunidad porque puede que seamos la única Biblia que lean”.

“Vi toda la destrucción y a la gente desesperada y asustada”, cuenta García, y señala que el drama no hizo más que intensificarse cuando se enteró de cómo las tormentas habían afectado a su iglesia y a los miembros de la congregación.  

Sin embargo, no se amedrentaron.

Al día siguiente, los miembros de Bethel se movilizaron para limpiar y reparar la iglesia lo mejor que pudieron, y luego fueron a trabajar al servicio de la comunidad. El sábado siguiente, se reunieron para ayudar a la comunidad, yendo a las casas a cortar árboles y “tender una mano de amor”, dijo García. 

Dios también abrió las puertas para que la iglesia distribuyera alimentos proporcionados por una organización de ayuda de Mississippi mientras se restablecía el suministro eléctrico. Los miembros de la iglesia instalaron un punto de distribución en su gimnasio para dar comida, artículos de limpieza y de aseo a los afectados por la tormenta.

Aunque sufrieron, García dijo que las tormentas brindaron una gran oportunidad para que Bethel cumpliera su misión: amar a Dios, amar a la gente y servir a los demás.

Los miembros de Bethel Baptist Church distribuyeron suministros básicos, incluidos alimentos, artículos de limpieza y de aseo personal, tras la tormenta que azotó la zona de Houston en mayo. La iglesia utilizó su gimnasio como lugar de distribución. FOTO COMPARTIDAS

“Eso es parte de lo que somos”, dijo García. “Si hay algo que hacer, estaremos allí para servir y mostrarles el amor de Cristo”.

Hasta ahora, Bethel no ha podido reparar su edificio porque el seguro sólo cubrió parte de los daños. Por eso, los miembros de la iglesia están intentando recaudar los fondos necesarios para reconstruir la iglesia lo antes posible. Mientras tanto, Bethel sigue reuniéndose en el edificio de los jóvenes para alabar al Señor y compartir el evangelio de Jesús. 

“Con toda esta experiencia, la iglesia está creciendo en su fe. Nuestro deseo de adorar a Dios no cambia”, dijo García. “No tenemos las comodidades de antes, pero Dios no ha cambiado”.

García ha servido como pastor de Bethel durante 25 años, 13 como pastor de jóvenes y 12 como pastor principal. También es el director de Unique Student Ministries, que se dedica a equipar y discipular a los jóvenes en la evangelización a través de una conferencia que acoge a 400-500 jóvenes de las iglesias de la zona cada año. 

Él dijo que familias han acudido a su iglesia porque han perdido sus alimentos, y han expresado con lágrimas en los ojos su profunda gratitud, no sólo por lo que se les está dando, sino también por la voluntad de la iglesia de servir en una parte de la comunidad en donde muchos rehúyen ayudar debido al alto índice de criminalidad.

“Invitamos constantemente a nuestra iglesia a servir y amar a la comunidad”, añadió García, “porque puede que seamos la única Biblia que lean”.

Correspondent
Arlene Sanabria
Southern Baptist Texan
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