El simple hecho de vivir en este mundo, tarde o temprano vamos a enfrentarnos con conflictos que siempre surgen porque no siempre estamos descuerdo con todas las cosas. En nuestras iglesias cuando llega el tiempo de pintar las paredes o cambiar la alfombra, muchas veces la decisión que se hace divide la iglesia. Unos dirán, “a mí me gusta el color blanco.” y otros responderán con, “a mí me gusta el color azul.” A final la iglesia local decide el color y los que perdieron el voto, se van o peor se quedan dando la lata al cuerpo de Cristo. El conflicto muchas veces produce mal estar entre los hermanos e inclusive hay familias que quedan divididos o amigos divididos y el cuerpo de la iglesia empieza a sufrir. Siempre se debe buscar una solución del conflicto a través de la Palabra de Dios. Aquí hay unos consejos que se pueden considerar para manejar y resolver conflictos en la iglesia.
- Ataque el hecho, no a la persona. Proverbios 15:1 dice—“La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.”
- Sepa perdonar. Proverbios 17:9 dice – “El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo.”
- Olvide los errores del pasado. Filipenses 3:13 dice—“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.”
- Sepa controlar el enojo. Efesios 4:26 dice—“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.”
- Esoja bien el tiempo y las palabras para afrentar el conflicto. Proverbios 15:23 dice—“El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
- Oren juntos acerca de su conflicto. Santiago 5:16 dice—“Confesaos vuestras ofendas unos a otros, y orad unos, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”
Busquemos siempre la unidad en Cristo en nuestras congregaciones. Si todos tenemos nuestra mirada en Cristo, seguro que podemos resolver los conflictos en nuestras iglesias.