El ministerio pastoral es a menudo acelerado y de alto estrés, desde responsabilidades logísticas y administrativas semanales hasta compromisos como oradores, llamadas inesperadas hasta en la tarde de la noche, sesiones de asesoramiento y gestión de crisis. Si bien los miembros de la iglesia pueden estar al tanto de algunos de los desafíos que enfrentan sus pastores semanalmente, muchos parecen desconocer el efecto gravoso que tal carga de trabajo tiene sobre los ministros.
Quizás, más importante aún, muchos ministros a menudo dudan en compartir tales cargas con otros.
“Este problema siempre ha existido”, dijo Chuy Ávila, Coordinador de Plantación de Iglesias de la SBTC. “El problema es que por asuntos culturales no se ha tratado tan abiertamente como estamos haciendo. Lo que hicimos es proveer una plataforma de confianza donde ofrecimos a los pastores la posibilidad de identificarse en alguna de las áreas en que ellos no tengan la confianza de expresarlo públicamente”.
La rama hispana de la SBTC decidió romper el hielo y hablar abiertamente sobre dicho problema con varios ministros y consejeros experimentados participando como panelistas. Dicha discusión se grabó a través de Zoom y se puede ver aquí. Los panelistas incluyeron a Edgar Trinidad, pastor principal de la Segunda Iglesia Bautista en San Ángelo, Tejas, Mario Martínez, pastor principal de la Iglesia Bautista The Good Shepherd en El Paso, Tejas; Eric Puente, un consejero pastoral por entrenamiento, así como el pastor interino de la Iglesia Bautista Bethany en Dallas, Tejas; Armando Vera, pastor principal de la Iglesia Poder de Dios en McAllen, Tejas; y sirviendo como moderadores, Chuy Ávila y Bruno Molina, profesor adjunto de Apologética y Evangelización en el Seminario Teológico Bautista del Suroeste en Fort Worth, Tejas.
Desde el vamos, la elusiva pregunta fue puesta sobre la mesa: ¿por qué los pastores cometen suicidio? Eric Puente señaló que un estilo de vida acelerado y lleno de estrés crónico, entre otros factores, puede poner en riesgo la vida de un pastor. Mario Martínez agregó: “Es de la mayor importancia no espiritualizar el asunto. Es sumamente delicado eso…[porque involucra] factores que están fuera de nuestro control y no están necesariamente ligados a la cuestión espiritual/religiosa”.
Ciertamente, los pastores a menudo enfrentan aislamiento en el ministerio. “El pastor es amigo de todos y busca ser amigo de todos, pero pocos toman la iniciativa intencional de acercarse al pastor”, dijo Ávila. Por dicha razón, los panelistas enfatizaron que uno, como pastor, debe tener amigos en medio del ministerio, particularmente amigos confiables que también estén en el ministerio y sean capaces de comprender los problemas particulares que los ministros a menudo enfrentan y que no son tan conocidos entre los miembros de la iglesia. “El aislamiento o querer luchar en soledad es lo peor que puede hacer un ministro del evangelio. ‘No es bueno que el hombre esté solo’”, dijo Martínez. Los panelistas también recomendaron a todos los pastores que tengan un número de contacto de emergencia que pertenezca a un consejero entrenado al que puedan llamar si necesitan ayuda; un equipo de oración dentro de la iglesia local que ore específica y activamente por el pastor, y un grupo de apoyo compuesto por otros pastores con quienes puedan practicar la rendición de cuentas.
Implementar todos estos pasos preventivos puede ser difícil, especialmente en una profesión donde el trabajo de uno está vinculado al desempeño moral de uno, lo que a su vez puede desalentar la vulnerabilidad entre los pastores. Sin embargo, como señaló Puente, los pastores tienen el ejemplo de Cristo, que fue abierto Y honesto con sus emociones, su tristeza y sus lágrimas, particularmente en Getsemaní.
Puente enfatizó que en los evangelios “Jesús te está hablando a ti ya mí”.