Iglesia de El Paso comprometida a plantar y alcanzar con el evangelio a la creciente población en su ciudad

Sembrando Semillas del Evangelio

Es común oír hablar de iglesias de habla inglesa que plantan iglesias de habla hispana. Pero lo que la Iglesia Jezreel Dios Siembra está haciendo en esta floreciente ciudad fronteriza en los confines del oeste de Texas no es tan común.

Daniel Moreno, pastor de Jezreel, cree que su iglesia hispana es la primera de El Paso, y posiblemente de los alrededores, que planta una iglesia de habla inglesa. Aunque se calcula que casi el 82% de los 550,000 residentes de la ciudad son hispanos, Jezreel comenzó a descubrir lo que otras iglesias hispanas están encontrando: hogares con miembros de la familia que hablan predominantemente inglés o español viviendo bajo el mismo techo. 

Así que, después de 17 años compartiendo el evangelio en su ciudad, Jezreel se puso en contacto con Send Network SBTC, la asociación para la plantación de iglesias entre la Convención de los Bautistas del Sur de Texas y la Junta de Misiones Norteamericanas, para pedir consejo y ayuda en la formación de un pastor que dirigiera el campus en inglés.

Moreno dijo que Jezreel fue motivado por un fuerte deseo de unir a las familias de habla mixta que querían adorar juntos.

“Había personas que preferían el inglés como lengua materna, pero que estaban casadas con personas [hispanohablantes] de nuestra congregación”, dijo Moreno. “Para llenar la necesidad de [esas familias] reunirse, decidimos comenzar una obra en inglés”.

Moreno ha llevado a Jezreel a plantar seis iglesias hasta ahora, con planes de comenzar pronto a preparar a más plantadores. Recientemente comenzó a servir como catalizador de plantación para la SBTC, compartiendo con otros plantadores el conocimiento sobre plantación y evangelización que Dios le ha dado durante 30 años de ministerio. No hace falta decir que la plantación está arraigada en su corazón. 

Iglesia Jezreel Dios Siembra y su pastor Daniel Moreno (arriba junto a su familia) está liderando la creciente iglesia para ministrar a la necesidad en El Paso, algo que les está abriendo las puertas para compartir el evangelio. FOTOS COMPARTIDAS

Comenzando desde joven

Moreno creció en un hogar cristiano muy activo en las misiones y evangelismo. Nació en El Paso pero creció en Chihuahua, México, en donde su familia regresó para continuar su ministerio. Su padre, Fernando, fue uno de los líderes fundadores de una iglesia en Chihuahua, también llamada Jezreel, la cual dirigió por 12 años como diácono ordenado, mientras encontraban un pastor. De esta iglesia nacieron 9 misiones entre el 1978 – 1980, algunas de ellas bajo el liderazgo de Fernando. 

Moreno dice que su padre siempre animó a dar oportunidades a los niños y jóvenes de la iglesia. Eso incluía dar a Moreno –desde los 11 años–la oportunidad de predicar en la iglesia y dar clases de Biblia a los niños. A los 16 años, ya ayudaba a dirigir iniciativas misioneras y se familiarizaba con la plantación de iglesias.

Sin embargo, la vida de Moreno dio un giro inesperado cuando cumplió 17 años. Fernando—creyendo erróneamente que cualquiera nacido en Estados Unidos estaba obligado a servir en el ejército– envió a su hijo de vuelta a El Paso para que se enlistara. Moreno regresó a Estados Unidos y se enteró de que no estaba obligado a enlistarse, lo que le dejó sin un lugar donde vivir. Buscó refugio en una iglesia local, sin saber aún cómo Dios utilizaría la experiencia para abrirle una puerta de regreso al ministerio.

La iglesia no sólo acogió a Moreno, sino que le ofreció la oportunidad de servir después de que los líderes conocieran su amplia experiencia en el ministerio. Fue una buena combinación que permitió a Moreno ayudar al pastor de la iglesia, quien era un nuevo creyente sin experiencia en el ministerio. Moreno empezó a trabajar con los jóvenes de la iglesia y allí conoció a su esposa, Margarita.

Más tarde aceptó una oferta para ser pastor de jóvenes a tiempo completo en otra iglesia de El Paso, y durante ese tiempo obtuvo una licenciatura y una maestría en trabajo social en la Universidad Estatal de Nuevo México. Cuando terminó sus estudios, la iglesia lo ordenó como pastor e inmediatamente lo invitó a plantar una iglesia hispana en El Paso. Aceptando el reto, Moreno comenzó esta labor en casa de una familia. Con el tiempo, la iglesia en casa se quedó pequeña y los miembros consiguieron recaudar fondos suficientes para trasladarse a un edificio abandonado que les donaron.

“En todos estos años, hemos visto que Dios no nos abandona sino que pelea nuestras batallas y cuida de su iglesia.”

‘Dios cuida de su iglesia’

Jezreel—llamada así en honor a la iglesia de su padre en México—sigue siendo una congregación sana y en crecimiento que, a pesar de los desafíos, continúa creyendo que Dios es quien sostiene la obra. 

Uno de esos retos: La población transeúnte de El Paso. Según Moreno, su iglesia—al igual que muchas otras de la ciudad—pierde alrededor del 20% de sus miembros cada año, ya que las familias van y vienen en busca de trabajo o de oportunidades para mejorar sus vidas.  

“Las iglesias de esta ciudad tienen que crecer constantemente para sobrevivir”, dice Moreno, “porque si no, [se] quedarán vacías en unos años”.

Por eso, compartir el Evangelio es mucho más urgente. Una vez al mes, los miembros de Jezreel visitan un callejón donde viven muchos sin techo y adictos. Lo más hermoso, dice Moreno, es que algunos de los miembros de la iglesia que hacen las visitas vivieron ellos mismos en ese callejón antes de que Cristo los transformara. En otras ocasiones, también los miembros de la iglesia llevan comida y ropa a los más de 200 inmigrantes que se han instalado en el centro de la ciudad.

Al igual que su padre, Moreno siente pasión por la evangelización y cree que hay que dar oportunidades de crecimiento a niños y jóvenes. La iglesia tiene dos grupos de alabanza formados en su mayoría por adultos jóvenes y, cada domingo, el servicio incluye un breve tiempo en el que los niños comparten un mensaje bíblico con la iglesia. Es parte de la razón, dijo Moreno, de que la iglesia prospere.

Lo que plantea otro reto: el espacio. Con una asistencia dominical de unas 220 personas, en ocasiones Jezreel tiene que celebrar los servicios en su estacionamiento para que nadie se quede fuera. Los líderes de la iglesia buscan ahora la forma de recaudar los fondos para construir un nuevo edificio.

“En todos estos años, hemos visto que Dios no nos abandona”, dijo Moreno, “sino que pelea nuestras batallas y cuida de su iglesia”.

Correspondent
Arlene Sanabria
Southern Baptist Texan
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