Cuando Ramón Vélez llegó a Fort Worth desde su natal Puerto Rico, fue para buscar atención médica para su hija, quien padece de una condición neurológica. No esperaba que el camino de Dios para él incluyera ser pastor de una iglesia.
Ahora esa iglesia, Una Nueva Familia, está experimentando un tremendo crecimiento con Vélez sirviendo como su pastor principal. Cincuenta personas han recibido a Cristo como su Salvador en los últimos dos meses. Debido a tal crecimiento, Vélez dijo que la iglesia ha alquilado gradualmente cuatro locales adicionales cerca de la iglesia. Uno de esos espacios adicionales es para niños e incluye dos salones adecuados para niños con necesidades especiales.
Ministrar y centrarse en los niños y los jóvenes ha sido uno de los medios que Dios ha utilizado para el crecimiento de la iglesia, dijo. En última instancia, cree que Dios ha bendecido a la iglesia porque ha hecho que su objetivo principal sea reflejar verdaderamente el amor de Cristo, “algo que el mundo no puede ofrecer, ni se puede comprar en una tienda ni encontrar en ningún otro lugar que no sea en el cuerpo de Cristo”. Vélez se preocupa por promover la confianza entre la congregación y hacer que todos se sientan igualmente bienvenidos.
“La iglesia debe destacarse en que la gente se sienta amada”, dijo Vélez.
"Dios me sacó del vandalismo en las calles con grafiti para utilizar el arte de la homilética combinado con el grafiti para predicar el evangelio."
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Vélez comenzó como un líder en la iglesia que, con el tiempo, se le pidió que sirviera como pastor asociado. Cuando el anterior pastor tuvo que mudarse, le pidió a Vélez que diera un paso adelante y sirviera como pastor principal. Una Nueva Familia tenía entonces unos 50 miembros. Después de pastorear la congregación durante seis años, la iglesia tiene ahora más de 200 miembros fieles y visitantes regulares.
Vélez dice que Una Nueva Familia no es lo que él consideraría una “iglesia tradicional”. Ha incorporado elementos menos formales en la experiencia de culto y en sus instalaciones, como pintar las paredes de negro, utilizar una iluminación tenue en algunos momentos del servicio de adoración y vestir camisetas en lugar de atuendos más formales. Aunque ahora se centra más en el ministerio pastoral, a lo largo de los años también ha utilizado la capacidad artística que Dios le ha dado para compartir el evangelio de forma creativa mientras pinta con grafiti. Ha pintado más de 1.000 cuadros y, a su vez, miles de personas han escuchado el evangelio a través de ese ministerio.
“Dios me sacó del vandalismo en las calles con grafiti para utilizar el arte de la homilética, combinado con el grafiti, para predicar el evangelio”, dijo Vélez. “En lugar de dar forma con pintura, ahora intento que Dios utilice mi testimonio, mi carácter, mi nueva vida y mi ministerio para dar forma a las personas que vienen a la iglesia”.
Recibir formación teológica ha ayudado significativamente a Vélez, quien tiene una Maestría en Estudios Teológicos del Seminario Teológico Bautista Southwestern en Fort Worth. También tiene una licenciatura en artes gráficas, lo que ha ayudado a su ministerio evangelístico por 12 años, como también ahora en el pastorado.
Vélez dijo que Dios ha usado a su esposa, Rosa Miranda, para ayudarlo a usar su creatividad para servir al Señor. Ellos sirven juntos a la iglesia con sus dos hijos. Entre los sabios consejos que su esposa le ha dado, está el de aceptar las críticas que puedan surgir por realizar el ministerio de formas no tradicionales, pero creativas.
Citando a Isaías, que se despojó de calzado y vestimenta durante tres años (Isaías 20:3), Vélez dijo: “Yo hago todo lo que Dios me pida para proclamar su mensaje de salvación. Y si a través del ministerio que Dios me ha encargado se salva una persona, por muy radical que parezca lo que hago, gloria a Dios. Mi oración ferviente y constante es que la gente siga viniendo a la iglesia y se rinda a los pies de Cristo”.